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Mujer Inteligente
- © Lenise M. Resende -
Incontables veces escuché a alguien decir: "¡Eres demasiada inteligente para ser ama de casa!" Así pasé la mayoría de mi vida, ejerciendo la profesión adecuada para mí: ama de casa.
Se necesita inteligencia para saber:
- que las ropas claras se deben lavar por separado de las oscuras,
- que las ropas atoalladas se deben lavar por separado,
- cómo lavar las prendas delicadas,
- cómo lavar las ropas que sueltan tinta,
- cómo eliminar las manchas de la ropa,
- cómo poner la ropa en remojo,
- que hay diferencias entre los tipos y las marcas de jabón,
- que hay diferencias entre el cloro y el suavizantes para la ropa,
- que hay que medir la cantidad de jabón en polvo que se pone en la máquina,
- cómo estrujar las ropas lavadas,
- que las ropas deben estar bien colocadas en el tendero,
- que las ropas retiradas del tendero se deben guardar dobladas o en la percha (camisas),
- que lavar y planchar las ropas, lo que parece algo sencillo, pero no lo es, teniendo en cuenta que las ropas deben ser resistentes, estar limpias, bien planchadas y, si es posible, perfumadas.
Si una persona cocina durante veinte años sin amor, es poco probable que haga una buena comida. Hasta para freír un huevo, hay que hacerlo con gusto. Si agarro el sartén mientras me quejo y el aceite mientras me lamento, al romper el huevo lo haré con la mano de boxeador listo para asestar un golpe mortal a su oponente.
Todo será diferente si, calmamente, elijo el sartén, pongo la cantidad de aceite y dejo la botella cerca (en el caso de que necesite más), rompo los huevos con cuidado en un plato hondo (siempre existe la posibilidad de que haya un huevo malo) y luego los pongo en el sartén, poco a poco, para distribuirlos en el aceite uniformemente. A fuego medio, estarán perfectos para una buena pizca de sal.
Cuando estén listos, les dejo deslizarse del sartén a un plato y, si tengo buen humor y paciencia, seré doblemente recompensada, mientras como un plato sabroso sin preocuparme cuándo debo lavar el sartén.
Afortunadamente, esta profesión nunca me dejará en paro; los niños crecen y luego nacen los nietos... Y el que quiera puede guardar la receta anterior en cuaderno de recetas ― se llama "huevo frito amoroso" o, si se prefiere, "amorhuevo".
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